Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, de la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito.
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
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