Canta, corazón mío, los jardines que tú no conoces; jardines como en cristal
metidos, claros, inalcanzables.
Aguas y rosas de Ispahan o de Esquira,
alábalos, ensálzalos; nada con ellos se compara.
Muestra, corazón mío, que nunca careces de ellos.
Que ellos peisan en ti, sus higos que maduran.
Que tratas con sus brisas, que entre las ramas en flor
han ascendido como hasta hacerse rostros.
Evita el error de creer que hay carencias
para la decisión acontecida: ¡ser!
Hilo de seda, entraste en el tejido.
Sea cual sea la imagen con la que esté tu interior unida
(incluso aunque sea un momento doliente de vida),
siente que se trata de todo el tapiz, el glorioso.
metidos, claros, inalcanzables.
Aguas y rosas de Ispahan o de Esquira,
alábalos, ensálzalos; nada con ellos se compara.
Muestra, corazón mío, que nunca careces de ellos.
Que ellos peisan en ti, sus higos que maduran.
Que tratas con sus brisas, que entre las ramas en flor
han ascendido como hasta hacerse rostros.
Evita el error de creer que hay carencias
para la decisión acontecida: ¡ser!
Hilo de seda, entraste en el tejido.
Sea cual sea la imagen con la que esté tu interior unida
(incluso aunque sea un momento doliente de vida),
siente que se trata de todo el tapiz, el glorioso.