Rosa
Ana Selva de Morínigo
Delicada flor, de suave fragancia,
que adornas los parques, jardines y estancia.
Al soplo del céfiro, tu frágil figura
tímida estremece tu fugaz frescura.
¿Por qué siendo bella, tu existir no dura?
Pasas por la vida con tanta premura;
turba sin reparos el alma y la mente,
los llevas al limbo y luego los dejas,
nave al garete, sumido a su suerte.
Tu hermosura vive, tan sólo un día,
y ni el más devoto, puede retenerte;
dejas como estela, tu aroma en las hojas,
que el viento levanta y llena el espacio
con tu perfumado efluvio de rosas
Ana Selva de Morínigo
Delicada flor, de suave fragancia,
que adornas los parques, jardines y estancia.
Al soplo del céfiro, tu frágil figura
tímida estremece tu fugaz frescura.
¿Por qué siendo bella, tu existir no dura?
Pasas por la vida con tanta premura;
turba sin reparos el alma y la mente,
los llevas al limbo y luego los dejas,
nave al garete, sumido a su suerte.
Tu hermosura vive, tan sólo un día,
y ni el más devoto, puede retenerte;
dejas como estela, tu aroma en las hojas,
que el viento levanta y llena el espacio
con tu perfumado efluvio de rosas