El lugar en que mi abuelo guardaba la leña, se convirtió en nuestro hospital, llevamos toallas para hacerle una cama y agua para que bebiera, a fuerza de tanto ruego el abuelo le curó el ala. – este animal no va a vivir- dijo- porque no solamente tiene herida el ala, sino que trae otros golpes.
Pero nosotros decididos a salvarle la vida, cuidamos de ella, le tratábamos de dar comida y agua, estábamos pendientes de sus movimientos. Aun así, al día siguiente murió, la encontramos tan tiesa y helada que parecía de alambre. Lloré mucho! Pero no tanto como el día en que la muerte repentinamente me arrebató un hijo.!
Pero nosotros decididos a salvarle la vida, cuidamos de ella, le tratábamos de dar comida y agua, estábamos pendientes de sus movimientos. Aun así, al día siguiente murió, la encontramos tan tiesa y helada que parecía de alambre. Lloré mucho! Pero no tanto como el día en que la muerte repentinamente me arrebató un hijo.!
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