Aterrados
La humanidad es un bosque
y los árboles
estiran sus ramas
en un mar de viento.
Buscan acariciar las hojas
que en la distancia los rodean.
Lanzan aromas fantásticos,
ramalazos de sombra
que alcancen otro páramo.
Mas se encuentran clavados en sí mismos,
en la tierra mojada
de sus aspiraciones.
Jamás pueden besarse
y se van secando y sus hojas quebradizas
caen como lágrimas.
La humanidad es un bosque
y los árboles
estiran sus ramas
en un mar de viento.
Buscan acariciar las hojas
que en la distancia los rodean.
Lanzan aromas fantásticos,
ramalazos de sombra
que alcancen otro páramo.
Mas se encuentran clavados en sí mismos,
en la tierra mojada
de sus aspiraciones.
Jamás pueden besarse
y se van secando y sus hojas quebradizas
caen como lágrimas.