Rodeados de muros, pero abiertos al cielo,
libres somos de mente, que nos juzguen cautivos;
nuestro espacio en la tierra lo recubre un pañuelo,
pero aún esos confines resultan excesivos.
¿Para qué preocuparnos de entronizar la arcilla
si es la luz de su lámpara lo que la noche ahuyenta?
Duérmanse entre los muros temor y pesadilla,
y álcese en vuelo el alma, de libertad hambrienta.
libres somos de mente, que nos juzguen cautivos;
nuestro espacio en la tierra lo recubre un pañuelo,
pero aún esos confines resultan excesivos.
¿Para qué preocuparnos de entronizar la arcilla
si es la luz de su lámpara lo que la noche ahuyenta?
Duérmanse entre los muros temor y pesadilla,
y álcese en vuelo el alma, de libertad hambrienta.
Eres mi linea curva, qué hermosa geometría
de sedosos contornos, sin vértice ni arista;
la linea recta hiere, y es desdeñosa y fría,
pero la curva es arco triunfal de la conquista.
Circúndeme tu abrazo, rócenme tus caderas,
y ofrézcanse desnudas tus firmes semiesferas.
de sedosos contornos, sin vértice ni arista;
la linea recta hiere, y es desdeñosa y fría,
pero la curva es arco triunfal de la conquista.
Circúndeme tu abrazo, rócenme tus caderas,
y ofrézcanse desnudas tus firmes semiesferas.
Tiene mi larga noche dos almohadas,
una me acoge y besa a su manera,
la otra, inmóvil, espera, espera, espera
escuchar el rumor de tus pisadas.
Y al no llegar, su lado de la cama
se enfría más y más, silencio y hielo
en la calma sin calma del desvelo,
y en voz de trémula ansiedad te llama.
una me acoge y besa a su manera,
la otra, inmóvil, espera, espera, espera
escuchar el rumor de tus pisadas.
Y al no llegar, su lado de la cama
se enfría más y más, silencio y hielo
en la calma sin calma del desvelo,
y en voz de trémula ansiedad te llama.
Me afirmo en el regazo inconfundible
de tu febril palabra sigilosa;
no tengo más de ti, tan luminosa
y al mismo tiempo tan inaccesible.
Palabra escrita, hablada, que me abraza
con estrechez de anillos de serpiente;
palabra tan contigua y tan ausente
que me acuna y también me despedaza.
de tu febril palabra sigilosa;
no tengo más de ti, tan luminosa
y al mismo tiempo tan inaccesible.
Palabra escrita, hablada, que me abraza
con estrechez de anillos de serpiente;
palabra tan contigua y tan ausente
que me acuna y también me despedaza.
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