LOS VISITANTES
El trillero
Desde Cantalejo de Segovia solían venir casi todos los años a vender trillos o a arreglarlos. Llevaban estos hombres consigo un saquito con piedras de sílice, blancas y duras. Todos sabemos que el fondo del trillo tiene clavadas unas piedras cortantes para trillar. Antes de colocarlas, extraían algunas del saco, las partían en la mano a golpe de martillo sacando dos o tres lascas, colocándolas después. ¿Cómo? Primero, con unos punzones iban extrayendo del trillo las piedrecitas desgastadas o deterioradas, y otra vez a golpe de martillo, las iban colocando en los lugares vacíos.
Venían, a veces, estos hombres con sus mujeres, en carromatos, pues pasaban largas temporadas fuera del pueblo.
De tanto en tanto, tenían el gozo de saludar a un hijo, que en aquellos viajes veía la luz del mundo por vez primera.
El pimentonero
Era otro de los visitantes que se acercaba a nuestro pueblo. Ofrecía pimentón, tan usado en las casas para condimentar en la matanza y para aliño de las patatas.
Las amas de casa apenas tenían que salir de su pueblo, pues siempre había comerciantes que le traían hasta la misma puerta de su casa lo necesario para vivir.
El trillero
Desde Cantalejo de Segovia solían venir casi todos los años a vender trillos o a arreglarlos. Llevaban estos hombres consigo un saquito con piedras de sílice, blancas y duras. Todos sabemos que el fondo del trillo tiene clavadas unas piedras cortantes para trillar. Antes de colocarlas, extraían algunas del saco, las partían en la mano a golpe de martillo sacando dos o tres lascas, colocándolas después. ¿Cómo? Primero, con unos punzones iban extrayendo del trillo las piedrecitas desgastadas o deterioradas, y otra vez a golpe de martillo, las iban colocando en los lugares vacíos.
Venían, a veces, estos hombres con sus mujeres, en carromatos, pues pasaban largas temporadas fuera del pueblo.
De tanto en tanto, tenían el gozo de saludar a un hijo, que en aquellos viajes veía la luz del mundo por vez primera.
El pimentonero
Era otro de los visitantes que se acercaba a nuestro pueblo. Ofrecía pimentón, tan usado en las casas para condimentar en la matanza y para aliño de las patatas.
Las amas de casa apenas tenían que salir de su pueblo, pues siempre había comerciantes que le traían hasta la misma puerta de su casa lo necesario para vivir.