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LA NUEZ DE ARRIBA: En un trozo de yeso...

En un trozo de yeso

no mayor que mi mano,

la muchacha almorávide,

con rubor de carmín que enciende sus mejillas,

apartada del tiempo,

toca siempre el mizmar,

una pequeña flauta

atada a un cordel rojo,

apenas sostenida

por las gráciles líneas

que dibujan su mano.

Tan leve es su presencia

que basta con mirarla para oír

la más sinuosa y dulce de las músicas.

Y en la asombrada viveza de los ojos

vimos un brillo azul que aún guarda su mirada.

Juan Peña