ROMANCE DEL PASTOR
Y LA ZAGALA
Quiero escribir un romance
y, midiendo las palabras,
van saliendo unas tras otras,
como en el monte las calandrias.
Sin forzar los pensamientos;
¡Dejad que extiendan sus alas ¡
Bien sean alegres o tristes
los sentimientos que salgan.
Y, cómo dice Fernando,
al que razón no le falta,
deja suelta la pluma
y ligera y libre tu alma,
verás como, poco a poco,
harás un romance con gracia........
.......... aquí me tenéis de nuevo,
después de una larga pausa,
dispuesto a que me riñáis
si el romance no os agrada.
Os voy a contar una historia
nueva, si no ha sido contada.
pensando que en la tierra
no queda sin contar nada
si no es la forma de hacerlo
que parezca no contada.
Y LA ZAGALA
Quiero escribir un romance
y, midiendo las palabras,
van saliendo unas tras otras,
como en el monte las calandrias.
Sin forzar los pensamientos;
¡Dejad que extiendan sus alas ¡
Bien sean alegres o tristes
los sentimientos que salgan.
Y, cómo dice Fernando,
al que razón no le falta,
deja suelta la pluma
y ligera y libre tu alma,
verás como, poco a poco,
harás un romance con gracia........
.......... aquí me tenéis de nuevo,
después de una larga pausa,
dispuesto a que me riñáis
si el romance no os agrada.
Os voy a contar una historia
nueva, si no ha sido contada.
pensando que en la tierra
no queda sin contar nada
si no es la forma de hacerlo
que parezca no contada.
De un día de primavera,
era una hermosa mañana.
Por pedregoso sendero,
que conduce a la montaña,
se encamina, poco a poco,
con su fiel hato de cabras,
hacia el lindero del bosque,
el pastor de la majada
que, de la mañana a la noche,
apacienta la manada;
sin más compañía que los montes
sin más amigos que sus cabras,
hablando sólo con Dios
en lo alto de la montaña,
donde, el piar de los pájaros
se hace silencio y calma
para no interrumpir así
el díalogo entre Él y su alma...........
era una hermosa mañana.
Por pedregoso sendero,
que conduce a la montaña,
se encamina, poco a poco,
con su fiel hato de cabras,
hacia el lindero del bosque,
el pastor de la majada
que, de la mañana a la noche,
apacienta la manada;
sin más compañía que los montes
sin más amigos que sus cabras,
hablando sólo con Dios
en lo alto de la montaña,
donde, el piar de los pájaros
se hace silencio y calma
para no interrumpir así
el díalogo entre Él y su alma...........