¡Oh! Amapolas, sólo soledad brota en mi cabello.
Te quiero desde el poste de la esquina, desde la alfombra de ese cuarto a solas, en las sábanas tibias de tu cuerpo donde se duerme un agua de amapolas.
Ante un florero lleno de azaleas una mujer desmenuzando bacalao seco.
Los crisantemos se incorporan etéreos tras el chubasco.