Otro abrazo para Nardín: Me alegra mucho volver a encontrarnos en este nuestro hilo. La verdad se nos hacía muy pesada la carga de tu silencio, como el de Fernando, por fín roto.
Continuando con el tema de la ventana, para quienes desconozcan nuestro entorno, pudiera parecer que nos pasábamos todo el día encerrados en casa cuando era todo lo contrario. Los mocosos siempre estábamos en la calle. Podeis imaginaros porqué comunmente en las conversaciones muchas veces se sustituia la palabra niño, por la de mocoso.
Del pescadero lo que más me llamaba la atención era su dorada turuta, quizás ligeramente curvada hacia arriba. Luego estaban sus cajas de madera con los pescados recubiertos de hielo y unas hojas de verde helecho. En cuanto a las espinas nunca me han gustado, ni en el pescado.
Continuando con el tema de la ventana, para quienes desconozcan nuestro entorno, pudiera parecer que nos pasábamos todo el día encerrados en casa cuando era todo lo contrario. Los mocosos siempre estábamos en la calle. Podeis imaginaros porqué comunmente en las conversaciones muchas veces se sustituia la palabra niño, por la de mocoso.
Del pescadero lo que más me llamaba la atención era su dorada turuta, quizás ligeramente curvada hacia arriba. Luego estaban sus cajas de madera con los pescados recubiertos de hielo y unas hojas de verde helecho. En cuanto a las espinas nunca me han gustado, ni en el pescado.
