He visto muchas mujeres hermosas y muchos hombres poderosos, más solos de lo que me pueda sentirme yo.
Como hubiera deseado que otros hayan invertido en mi lo que yo invertí en ellos, tiempo, amistad y compromiso.
La amargura suprema te enseña a reconocer a otros amargados más fácil que el optimista su triunfo.
Me distancié de Dios... Porque no es justo que los buenos se vayan, que los malos subsitan y que los pocos buenos que quedan asuman las consecuencias.
He tenido muchos jefes... Pero ningún lider.
A veces me pregunto valdrá la pena apreciar y desear la belleza de una mujer... O sería mejor quedarse mirando por la ventana un cosa más importante.
