La casa del Hada.
¡Es tan hermosa!
La veo pasar y me conmuevo.
¡Es tan segura y orgullosa,
tan fuerte la magia de su rosa…!
Pero yo sé que está sola y me apeno
porque otra cosa hacer no puedo.
Los duendes del hogar solamente somos eso.
Y si bien he quitado las espinas del camino
y he limado de las piedras el filo,
no sé si lo ha notado
porque mira más allá de lo pisado.
Y aunque no me esté muy permitido
salgo de la casa al camino
y mi traje de arlequín con el follaje
mimetizo y no respiro,
¡más me late con tanta fuerza el corazón!
que no sé si lo ha sabido
porque es más rosa su sonrisa
y más cálido el camino.
¡Es tan hermosa!
La veo pasar y me conmuevo.
¡Es tan segura y orgullosa,
tan fuerte la magia de su rosa…!
Pero yo sé que está sola y me apeno
porque otra cosa hacer no puedo.
Los duendes del hogar solamente somos eso.
Y si bien he quitado las espinas del camino
y he limado de las piedras el filo,
no sé si lo ha notado
porque mira más allá de lo pisado.
Y aunque no me esté muy permitido
salgo de la casa al camino
y mi traje de arlequín con el follaje
mimetizo y no respiro,
¡más me late con tanta fuerza el corazón!
que no sé si lo ha sabido
porque es más rosa su sonrisa
y más cálido el camino.