Leonor, a todos sollozando invoca
y les pide la lleven al
convento
junto a Manrique, en cuya
helada boca
un beso puede renovar su aliento.
Todos claman oyéndola: " ¡Está loca!"
y ella, fija en un solo pensamiento
convulsa, inquieta, lívida y turbada
cae, al ver a su padre, desmayada.