UNA ROCA Y UNA FLOR
Violeta Molina
PARA SER FELIZ
Aquella hermosa tarde de abril, el pasto era verde y se había cobijado con una sábana de rocío y flores diminutas de varios colores.
Cerca, un pequeño nacimiento de agua, parecía esconder el secreto de la tierra.
El agua al correr siempre me ha dado la sensación de ser como la vida, que nunca se detiene, que se hace de instantes, en que ningún momento es igual a otro, y sin embargo parecieran ser una repetición eterna. La vida es así, se va con tanta velocidad que no la notamos, arrastrando con ella nuestra juventud, nuestros sueños, nuestras fuerzas, pero aun así no podemos evitar que vengan nuevos días con nuevas cosas … que también pasaran.
Incluso nosotros pasamos, con toda nuestra soberbia, somos como una hojarasca que es arrastrada, lo entendamos o no, desde que fuimos estamos destinados a dejar de ser; otros vendrán y serán y también pasaran.
Violeta Molina
PARA SER FELIZ
Aquella hermosa tarde de abril, el pasto era verde y se había cobijado con una sábana de rocío y flores diminutas de varios colores.
Cerca, un pequeño nacimiento de agua, parecía esconder el secreto de la tierra.
El agua al correr siempre me ha dado la sensación de ser como la vida, que nunca se detiene, que se hace de instantes, en que ningún momento es igual a otro, y sin embargo parecieran ser una repetición eterna. La vida es así, se va con tanta velocidad que no la notamos, arrastrando con ella nuestra juventud, nuestros sueños, nuestras fuerzas, pero aun así no podemos evitar que vengan nuevos días con nuevas cosas … que también pasaran.
Incluso nosotros pasamos, con toda nuestra soberbia, somos como una hojarasca que es arrastrada, lo entendamos o no, desde que fuimos estamos destinados a dejar de ser; otros vendrán y serán y también pasaran.