SAÚL
¿Quién me ha de llamar rey? Librad mi pecho
Del peso de la bélica armadura
Que me oprime esta vez; volvedme al lecho
O dejadme morder la tierra impura.
Registrad con cuidado mi loriga,
Una sierpe infernal allí se aferra:
Me picó el corazón furia enemiga
Y me falta el valor para la guerra.
¿Dónde estoy? ¡Ved las tiendas orgullosas
Del filisteo vil...! En sus furores
Me persigue con lanzas ominosas...
¿Y me quitáis las armas? Sois traidores
¿Quién me ha de llamar rey? Librad mi pecho
Del peso de la bélica armadura
Que me oprime esta vez; volvedme al lecho
O dejadme morder la tierra impura.
Registrad con cuidado mi loriga,
Una sierpe infernal allí se aferra:
Me picó el corazón furia enemiga
Y me falta el valor para la guerra.
¿Dónde estoy? ¡Ved las tiendas orgullosas
Del filisteo vil...! En sus furores
Me persigue con lanzas ominosas...
¿Y me quitáis las armas? Sois traidores
Ved a Goliad de Geth con su coraza:
Ya contempla el bastardo mi rüina;
Álzase como un monte que amenaza,
Como monte de hierro que camina.
Sonrisa amarga, de mi oprobio llena,
En sus labios brilló. ¡Ven, inhumano!
Ocultad mi baldón, callad mi pena
Los que me llamáis rey, siendo un gusano.
Escuchad, escuchad su voz maldita:
«Los cuervos multiplican su graznido
»Y aguzaron sus picos, israelita;
»Tienen hambre y tus carnes me han pedido.
»Cuando alumbre el combate el sol naciente,
»Día para vosotros de desvelos,
»El tigre beberá sangre caliente
»Y comerán del buitre los polluelos.»
¡Oh voz cruel...! ¿Por qué en su demasía
Armas quiere fraguar el hombre ciego,
Si hay palabras de muerte y agonía
Que saltan de la boca y matan luego?
Ya contempla el bastardo mi rüina;
Álzase como un monte que amenaza,
Como monte de hierro que camina.
Sonrisa amarga, de mi oprobio llena,
En sus labios brilló. ¡Ven, inhumano!
Ocultad mi baldón, callad mi pena
Los que me llamáis rey, siendo un gusano.
Escuchad, escuchad su voz maldita:
«Los cuervos multiplican su graznido
»Y aguzaron sus picos, israelita;
»Tienen hambre y tus carnes me han pedido.
»Cuando alumbre el combate el sol naciente,
»Día para vosotros de desvelos,
»El tigre beberá sangre caliente
»Y comerán del buitre los polluelos.»
¡Oh voz cruel...! ¿Por qué en su demasía
Armas quiere fraguar el hombre ciego,
Si hay palabras de muerte y agonía
Que saltan de la boca y matan luego?
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