Un Día en la Montaña
No siempre hay consenso en las decisiones que se toman en la Huerta, a muchos no les gusta la Montaña: odian visitar parientes. A otros lo que más les molesta son las basuras que van dejando los de siempre, - una siembra de veneno - es como lo llama el abuelo Olmo a esto. Pero aún así, son los más los que se van de romería a la Montaña, aunque Nieve o no, en realidad, cuando Nieva la mayoría de ellos están en latas o en panzas, o viajando por los retretes camino de volver a engendrarse. La Montaña es bonita, se ve límpida (de lejos) y cuando uno se acerca, se da cuenta de lo pequeño que es; como le ocurre al Guisante, que cuando se apea del Caballo mira lo grande que es la Montaña. Es en la falda de la Montaña, cerca de las costuras, donde los amantes de las reuniones familiares se juntan, y es en la cima de la Montaña, donde los amantes de los amantes se juntan. Más de una vez todos ellos han sido sorprendidos por un cazador, eterno madrugador en busca de la presa, es entonces cuando suceden esos lamentables accidentes de caza. Cuando todos regresan para casa ven de frente a la comitiva mandada del pueblo para que recoja al mal habido cazador. Y es que la Montaña no quiere a todos sus habitantes por igual.
No siempre hay consenso en las decisiones que se toman en la Huerta, a muchos no les gusta la Montaña: odian visitar parientes. A otros lo que más les molesta son las basuras que van dejando los de siempre, - una siembra de veneno - es como lo llama el abuelo Olmo a esto. Pero aún así, son los más los que se van de romería a la Montaña, aunque Nieve o no, en realidad, cuando Nieva la mayoría de ellos están en latas o en panzas, o viajando por los retretes camino de volver a engendrarse. La Montaña es bonita, se ve límpida (de lejos) y cuando uno se acerca, se da cuenta de lo pequeño que es; como le ocurre al Guisante, que cuando se apea del Caballo mira lo grande que es la Montaña. Es en la falda de la Montaña, cerca de las costuras, donde los amantes de las reuniones familiares se juntan, y es en la cima de la Montaña, donde los amantes de los amantes se juntan. Más de una vez todos ellos han sido sorprendidos por un cazador, eterno madrugador en busca de la presa, es entonces cuando suceden esos lamentables accidentes de caza. Cuando todos regresan para casa ven de frente a la comitiva mandada del pueblo para que recoja al mal habido cazador. Y es que la Montaña no quiere a todos sus habitantes por igual.