Por entender tan bien ese
momento,
saber del amor todo
sufrimiento, grito:
¡Despierta mujer, coraje!
¡Levántate! huye de ese espejismo!
Nada recibiste de la vida por ese amor sufrido,
¡Nada!
A no ser la traición de tu
corazón delincuente
que te entregó al sueño y
a la fantasía,
sin saber al menos,
si era sueño lo que había!
¡Te ama!
¡Esto sí, te ama, mujer!
fuiste ilusionada por tu
error de intuición.
y como vertiente de un
volcán que termina,
lecho de muerte del más puro
y cristalino
sueño de niña!
Sylvia Cohin
momento,
saber del amor todo
sufrimiento, grito:
¡Despierta mujer, coraje!
¡Levántate! huye de ese espejismo!
Nada recibiste de la vida por ese amor sufrido,
¡Nada!
A no ser la traición de tu
corazón delincuente
que te entregó al sueño y
a la fantasía,
sin saber al menos,
si era sueño lo que había!
¡Te ama!
¡Esto sí, te ama, mujer!
fuiste ilusionada por tu
error de intuición.
y como vertiente de un
volcán que termina,
lecho de muerte del más puro
y cristalino
sueño de niña!
Sylvia Cohin