Hace un tiempo atrás, conocí a una persona especial. Lo conocí mientras viajaba en micro hacia el centro de la ciudad. El llevaba un traje negro, camisa negra y una corbata negra como si fuese a un velatorio. Estaba sentado justo al lado mío en el asiento del colectivo, pero no le preste mucha atención en ese momento. Estaba apurado, se me hacía tarde y miraba el reloj cada dos segundos.
-No mires tanto el reloj, el tiempo es lo que menos importa- me dijo de manera sorpresiva.
-Ojalá el tiempo no fuese importante –dije- tengo un parcial y no quiero llegar tarde.
-Es razonable tu apuro –me respondió con una sonrisa suave- pero no es importante.
Yo no le contesté. ¿Qué le importa a ese viejo mi vida?
-Pasé sesenta y ocho años compartiendo cosas con mi hermano, ahora ya no lo tengo.
-Lo siento mucho –contesté medio confundido.
-Gracias, no lo dije para incomodarte. Era su hora… ¿Crees en el destino?
-La verdad que no, y tengo razones para creer así. Por ejemplo, este parcial me va a ir de acuerdo a lo que yo aya estudiado y esforzado a aprender. No me gusta vivir sabiendo que mi vida ya está escrita y predestinada.
-Para mi manera de pensar tienes razón. Hace muchos años atrás yo andaba igual de preocupado que vos. Miraba el reloj cada dos segundos, corriendo del trabajo al estudio, del estudio a mi casa y así todos los días. Nunca tenía tiempo para nada. Mi esposa ya estaba perdiendo la paciencia y mi familia se estaba desmoronando.
-No mires tanto el reloj, el tiempo es lo que menos importa- me dijo de manera sorpresiva.
-Ojalá el tiempo no fuese importante –dije- tengo un parcial y no quiero llegar tarde.
-Es razonable tu apuro –me respondió con una sonrisa suave- pero no es importante.
Yo no le contesté. ¿Qué le importa a ese viejo mi vida?
-Pasé sesenta y ocho años compartiendo cosas con mi hermano, ahora ya no lo tengo.
-Lo siento mucho –contesté medio confundido.
-Gracias, no lo dije para incomodarte. Era su hora… ¿Crees en el destino?
-La verdad que no, y tengo razones para creer así. Por ejemplo, este parcial me va a ir de acuerdo a lo que yo aya estudiado y esforzado a aprender. No me gusta vivir sabiendo que mi vida ya está escrita y predestinada.
-Para mi manera de pensar tienes razón. Hace muchos años atrás yo andaba igual de preocupado que vos. Miraba el reloj cada dos segundos, corriendo del trabajo al estudio, del estudio a mi casa y así todos los días. Nunca tenía tiempo para nada. Mi esposa ya estaba perdiendo la paciencia y mi familia se estaba desmoronando.