LA PRINCESA Y LOS GUISANTES
(Andersen)
(Versión de «El huevo de chocolate»)
Había una vez un príncipe que quería casarse con una bella princesa. Pero quería que fuese una princesa de verdad. ¡Había muchas princesas falsas!
Un día se marchó a dar la vuelta al mundo para buscar una princesa con la que casarse pero a todas las princesas que encontraba les veía algún defecto. Había muchas princesas pero nunca podía asegurarse que fueran de verdad, a todas les faltaba alguna gracia real.
Finalmente cansado y desilusionado volvió a su casa muy triste porque no había encontrado a la princesa de sus sueños.
Una noche se desató una fuerte tormenta con muchísimos truenos y relámpagos. El rey mandó cerrar todas las puertas y ventanas del castillo y toda la familia real se reunió alrededor de la chimenea. Al príncipe le gustaba mucho oír las historias que contaba su padre.
De pronto se oyeron unos golpes en la puerta del castillo. El príncipe bajó a abrir y se encontró a una jovencita guapísima que dijo ser una princesa que iba de viaje hacia otro reino y que, debido a la tormenta, había perdido a su comitiva. La pobre chica estaba mojada y muy cansada y dijo que quería irse a dormir.
(Andersen)
(Versión de «El huevo de chocolate»)
Había una vez un príncipe que quería casarse con una bella princesa. Pero quería que fuese una princesa de verdad. ¡Había muchas princesas falsas!
Un día se marchó a dar la vuelta al mundo para buscar una princesa con la que casarse pero a todas las princesas que encontraba les veía algún defecto. Había muchas princesas pero nunca podía asegurarse que fueran de verdad, a todas les faltaba alguna gracia real.
Finalmente cansado y desilusionado volvió a su casa muy triste porque no había encontrado a la princesa de sus sueños.
Una noche se desató una fuerte tormenta con muchísimos truenos y relámpagos. El rey mandó cerrar todas las puertas y ventanas del castillo y toda la familia real se reunió alrededor de la chimenea. Al príncipe le gustaba mucho oír las historias que contaba su padre.
De pronto se oyeron unos golpes en la puerta del castillo. El príncipe bajó a abrir y se encontró a una jovencita guapísima que dijo ser una princesa que iba de viaje hacia otro reino y que, debido a la tormenta, había perdido a su comitiva. La pobre chica estaba mojada y muy cansada y dijo que quería irse a dormir.
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