Dícese del que actúa de manera privilegiada, sin tener en cuenta las reglas generales de aplicación.
Para todo tiene bula aparece en la primera edición del Diccionario de la Real Academia Española como: «Phrase que se dice de algun hombre licencioso, que en sus operaciones, facilmente y sin mucho exámen, se compone con su conciencia, y execúta como si le fuera lícito, lo que no lo es».
El origen de la expresión alude a la bula, insignia o distintivo de adorno que lucían algunos hijos de la nobleza romana y que también acompañaba, a modo de sello, determinados documentos oficiales. Con el tiempo, la palabra bula sirvió para denominar la normativa del papa de Roma y más concretamente aquella que concedía a sus destinatarios determinados privilegios, favores o exenciones frente a las normas de obligado cumplimiento.
Para todo tiene bula aparece en la primera edición del Diccionario de la Real Academia Española como: «Phrase que se dice de algun hombre licencioso, que en sus operaciones, facilmente y sin mucho exámen, se compone con su conciencia, y execúta como si le fuera lícito, lo que no lo es».
El origen de la expresión alude a la bula, insignia o distintivo de adorno que lucían algunos hijos de la nobleza romana y que también acompañaba, a modo de sello, determinados documentos oficiales. Con el tiempo, la palabra bula sirvió para denominar la normativa del papa de Roma y más concretamente aquella que concedía a sus destinatarios determinados privilegios, favores o exenciones frente a las normas de obligado cumplimiento.