Quien fue Catherine Howard
La joven, bonita pero poco inteligente, era sobrina del poderoso duque de Norfolk. Enrique VIII la conoció en el casamiento de su cuarta esposa, Ana de Cleves, en el cual Catherine oficiaba de dama de honor. El 9 de julio de 1540, Enrique anulo su casamiento con Ana y el 8 de agosto proclamó reina a Catalina. Vivieron felices por 14 meses, hasta que uno de los cortesanos acusó a la reina de tener un romance con otro hombre. Como prueba le entregó al rey una serie de apasionadas cartas que supuestamente Catalina le había escrito a sus amantes. Ahora se sabe, sin embargo, que la pobre Catalina ¡apenas podía escribir su propio nombre!
Sin siquiera ser puesta a juicio, permaneció presa en el castillo de Hampton Court, a la vera del Támesis hasta el día que fue conducida en bote al cadalso de la Torre de Londres. Los historiadores cuentan que, unos días antes de ser enviada a su oscuro destino, Catherine intentó escapar disfrazada de mucama. Los guardias sin embargo la descubrieron enseguida por su elegante caminar, ella corrió suplicando clemencia hasta las puertas de la capilla, donde en ese preciso momento el Rey Enrique asistía a misa. Los guardias la capturaron y la volvieron a encerrar. No hubo clemencia para Catherine. Murió decapitada.
La joven, bonita pero poco inteligente, era sobrina del poderoso duque de Norfolk. Enrique VIII la conoció en el casamiento de su cuarta esposa, Ana de Cleves, en el cual Catherine oficiaba de dama de honor. El 9 de julio de 1540, Enrique anulo su casamiento con Ana y el 8 de agosto proclamó reina a Catalina. Vivieron felices por 14 meses, hasta que uno de los cortesanos acusó a la reina de tener un romance con otro hombre. Como prueba le entregó al rey una serie de apasionadas cartas que supuestamente Catalina le había escrito a sus amantes. Ahora se sabe, sin embargo, que la pobre Catalina ¡apenas podía escribir su propio nombre!
Sin siquiera ser puesta a juicio, permaneció presa en el castillo de Hampton Court, a la vera del Támesis hasta el día que fue conducida en bote al cadalso de la Torre de Londres. Los historiadores cuentan que, unos días antes de ser enviada a su oscuro destino, Catherine intentó escapar disfrazada de mucama. Los guardias sin embargo la descubrieron enseguida por su elegante caminar, ella corrió suplicando clemencia hasta las puertas de la capilla, donde en ese preciso momento el Rey Enrique asistía a misa. Los guardias la capturaron y la volvieron a encerrar. No hubo clemencia para Catherine. Murió decapitada.