EL DIÁLOGO DEL VIONILISTA
Vestido con un elegante traje de chaqué e iluminado por una suave luz que parece emanar de él, camina con paso firme hacia su silla. El público espera silencioso y expectante; el hombre toma entre sus manos el preciado instrumento y en un momento, comienza con infinito amor, a tocar.
Una sombra cubre sus ojos aumentando la sensación de irrealidad; la coordinación entre músico e instrumento es tan fuerte que por momentos la unión es perfecta. Sólo un cuerpo; mitad vida, mitad embrujo.
Vestido con un elegante traje de chaqué e iluminado por una suave luz que parece emanar de él, camina con paso firme hacia su silla. El público espera silencioso y expectante; el hombre toma entre sus manos el preciado instrumento y en un momento, comienza con infinito amor, a tocar.
Una sombra cubre sus ojos aumentando la sensación de irrealidad; la coordinación entre músico e instrumento es tan fuerte que por momentos la unión es perfecta. Sólo un cuerpo; mitad vida, mitad embrujo.
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