Compramos energía a futuro

LA NUEZ DE ARRIBA: Y el horizonte dibuja...

Cae un sol cegador

sobre los vastos campos rumorosos.

Es terrible el calor.

Los árboles frondosos

parecen centinelas silenciosos.

No se mueven las ramas.

Están quietas las hierbas en los prados.

Callan hojas, retamas,

los lirios delicados,

los ribazos con flores adornados.

Un silencio muy grave

se ha instalado por valles y colinas.

No se escucha ni un ave

en los pinos y encinas

trinando con sus voces cristalinas.

Todos los animales

con loca rapidez se han escondido

entre los matorrales,

en el secreto nido,

en el hueco de un árbol carcomido.

Los varios moradores

del bosque se han quedado como mudos.

Los pájaros cantores,

los insectos zancudos,

los ratones pequeños y peludos.

Ya no se ve el conejo

que jugaba feliz en la gramilla,

ni el jabato perplejo,

ni la graciosa ardilla,

ni la resuelta y grácil cervatilla.

El lobo o el venado,

la zorra solitaria y trapacera,

el gamo acastañado,

la liebre montañera.

Todos buscan guarida o madriguera.

Una extraña inquietud

ha invadido la paz de este paraje.

Se nota en la actitud

de total camuflaje.

Se observa en la tristeza del paisaje.

El cielo se ha llenado

de enormes y abundantes nubarrones

color metalizado.

El sol, hecho jirones,

se esconde tras oscuros cortinones.

Un relámpago fiero

rasga el cielo enturbiado de repente.

Un trueno lastimero

resuena roncamente

Y el horizonte dibuja
mil cortinas de fuego,
en el ocaso; lo pinta
de sus colores mas bellos.

Y se alargan las sombras
y sueño.

Y sueño que mañana
crecerán nuevas rosas,
y me dibujará mi Alba
muy distintas la cosas.

Que las madres no penan...

que no hay madres que paren
de dolor en la arena.

ni caminan por los montes,
llanos y praderas,
esos truenos que asustan.

Esa horrible tormenta
que destroza trigales
de su voz ronca y fiera.

Y la tierra se calla,
mientras relampagea
el grito lastimero
en la tierra reseca.

Porque miró al horizonte
mas allá de las sombras,
imagino esta noche,
muy distintas las cosas...

Que en la tierra, no hay pobres
Que no crecen tristezas,
que de amor, hoy mil voces
destruyen las fronteras,
y que no hay ningún hombre
en el hambre y sus cadenas...

Ni burkas, que aprisionen.
Ni gritos en la niebla.
Ni niños asustados
del ladrido de guerras.
LIBERTAD. (DE "Ráfagas perpetuas", Paris, 1970)

Te devuelvo el saludo que me has brindado por Puertollano, victoria.