Luego tomas pastillas, tantos kilos,
que te van creando vida horrenda,
te transformas de
oveja en cocodrilo,
y a tu alma rota, nadie enmienda.
Prefiero esta calzada, la estupenda,
mientras pauso, medito y despabilo.
Por eso mi consejo te encomienda:
¡Ven también por el
camino de los tilos!