“EL MANEO”
Yo que, no sé si por virtud o defecto, no soy ni cazador, ni pescador, de los de ocio y esparcimiento. Si, admiro la caza libre con perro-galgo, a pelo. Y en cuanto a pesca la de a mano, esa que llamamos “el maneo”,
Nosotros; me refiero a los mozacos, que éramos de mi quinta mas o menos, gustabamos de las noches del Domingo, que por aquel entonces eran las noches de festejo, cenar en una taberna especial que teniamos para tal efecto, de los tres o cuatro bares que había en el pueblo.
Si la tabernera la carne la dejaba para chuparse los dedos, no digamos un moje de peces, eso ya era comida de ángeles del cielo.
Por aquel entonces el río, el que pasa por mi pueblo, era y es de aguas mansa, eran limpia que ya no tanto, con varios vados-chorreros, llenos de aovas, especie de algas que alcanzan hasta dos o tres metro, y ahí se guardaban los peces y la anguila, y alguna que otra culebra que como nosotros andaba al acecho.
El arte del maneo, solo tú y los relucientes y huidizos peces del río, a la luz de la luna en las aovas, que como cabellera de ninfas poblaban los chorreros llenos de resbaladizos cantos rodados, es de paciencia y saber hacer:
No es tan fácil querer al pez, digo bien querer, porque has de tratarlo con mimo, abarcar con las manos la aova, siempre de abajo para arriba, poco a poco, apartar sus pliegues, tocarlo con las yemas de los dedos, los pulgares sobre los firmes lomos, los demás acariciandole la suave y gelatinosa panza, sin prisa, y si intenta escapar, tú quieto, que no se vuelva esquivo, que note que estás con él, poco a poco, con suavidad, como pieza de seda, que se acostumbre a tus mano y a la caricia de tus dedos, La firmeza del agarre, solo cuando se entregue, se esté seguro y se quieras cogerlo. Y…
A ensarzarlos en esa ristra hecha en una flexible vara de mimbre de la acogedora mimbrera que crece a la orilla del río.
…Y a la taberna con ellos se ha dicho.
Hay muchísimas mas modalidades de pesca pero particularmente yo es que lo vivía, eso de ir al río y practicar lo que por aquí llamamos “el maneo”.
¡Lo dicho!
¡Quedáis invitados! Pero:…
… ¡Oye, tú!
“Quien quiera peces y no se haya mojado el culo…”
¡Que pague los guisos!
… ¡Eso!
Salud.
…… ¡Y buen provecho!
Juan Manuel
Yo que, no sé si por virtud o defecto, no soy ni cazador, ni pescador, de los de ocio y esparcimiento. Si, admiro la caza libre con perro-galgo, a pelo. Y en cuanto a pesca la de a mano, esa que llamamos “el maneo”,
Nosotros; me refiero a los mozacos, que éramos de mi quinta mas o menos, gustabamos de las noches del Domingo, que por aquel entonces eran las noches de festejo, cenar en una taberna especial que teniamos para tal efecto, de los tres o cuatro bares que había en el pueblo.
Si la tabernera la carne la dejaba para chuparse los dedos, no digamos un moje de peces, eso ya era comida de ángeles del cielo.
Por aquel entonces el río, el que pasa por mi pueblo, era y es de aguas mansa, eran limpia que ya no tanto, con varios vados-chorreros, llenos de aovas, especie de algas que alcanzan hasta dos o tres metro, y ahí se guardaban los peces y la anguila, y alguna que otra culebra que como nosotros andaba al acecho.
El arte del maneo, solo tú y los relucientes y huidizos peces del río, a la luz de la luna en las aovas, que como cabellera de ninfas poblaban los chorreros llenos de resbaladizos cantos rodados, es de paciencia y saber hacer:
No es tan fácil querer al pez, digo bien querer, porque has de tratarlo con mimo, abarcar con las manos la aova, siempre de abajo para arriba, poco a poco, apartar sus pliegues, tocarlo con las yemas de los dedos, los pulgares sobre los firmes lomos, los demás acariciandole la suave y gelatinosa panza, sin prisa, y si intenta escapar, tú quieto, que no se vuelva esquivo, que note que estás con él, poco a poco, con suavidad, como pieza de seda, que se acostumbre a tus mano y a la caricia de tus dedos, La firmeza del agarre, solo cuando se entregue, se esté seguro y se quieras cogerlo. Y…
A ensarzarlos en esa ristra hecha en una flexible vara de mimbre de la acogedora mimbrera que crece a la orilla del río.
…Y a la taberna con ellos se ha dicho.
Hay muchísimas mas modalidades de pesca pero particularmente yo es que lo vivía, eso de ir al río y practicar lo que por aquí llamamos “el maneo”.
¡Lo dicho!
¡Quedáis invitados! Pero:…
… ¡Oye, tú!
“Quien quiera peces y no se haya mojado el culo…”
¡Que pague los guisos!
… ¡Eso!
Salud.
…… ¡Y buen provecho!
Juan Manuel
Buenas tardes Juan-Manuel, bonito tu escrito pero tendras que descifrar muchas de tus palabras yo no las entendi,
Que tengas un feliz fin de semana y muy buena tarde
Un saludo
Que tengas un feliz fin de semana y muy buena tarde
Un saludo
Buenas tardes amiga Victoria.
No son mas que vivencias de mi juventud. Cuando lo desees me dices lo que no entiendes y gustosamente intentaré responderte.
Para tu información, mi hija que también lee, me pregunta que ella no sabe que significado darle. "Nada hija, una noche a peces" ¡Cosas mías! ¡Esta muchacha tiene algo de "ratón colorao"! ¡A quien saldrá!
Un saludo.
No son mas que vivencias de mi juventud. Cuando lo desees me dices lo que no entiendes y gustosamente intentaré responderte.
Para tu información, mi hija que también lee, me pregunta que ella no sabe que significado darle. "Nada hija, una noche a peces" ¡Cosas mías! ¡Esta muchacha tiene algo de "ratón colorao"! ¡A quien saldrá!
Un saludo.
