Mi espejismo tumbado para. acabar,
un susto
y un derrame de todos los monólogos.
Para acabar...
Un salto,
y que se alce la carne del milagro
en múltiples reflejos hacia arriba.
Para acabar...
Temblando
de no acabarme así, ni atrás, ni muerto
Y, pasando una página al enigma,
será tomar los marcos por
portadas
—inventar su bisagra—, para luego
quemarlos en silencio como un libro
que se lee en penumbra, con la
lluvia
que agoniza detrás de los cristales
de las
ventanas, todos los
reflejos
del
espejo anulados y advertidos
para encuadrar reflejos de los otros
a mi memoria y siempre sin mi imagen
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