salgo yo siempre en mis cuentas
como el Gallo de Morón:
Y usted, tan sólo en vestir,
despliega un rumbo y un lujo,
que dan ganas de decir
¡viva el lujo y quien lo trujo!
Y no es eso lo peor:
lo malo es que al pobre chico
que ose aspirar a su amor
le exige a usted que sea rico.
Si el chico con su honradez,
sabe dos reales ganar
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