Cuando se tienen dos hijos,
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas,
y ensangrentar las pelotas de goma,
y zambullir en llanto los ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos,
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
o el modo de alumbrar de las estrellas.
(Andrés Eloy Blanco)
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