La más poderesa fuerza bajo cuya presión estamos a veces obligados a trabajar es nuestra propia consciencia.
Hay tres caminos que llevan a la sabiduría: La imitación, el más sencillo; la reflexión, el más noble; y la experiencia, el más amargo.
Avanzando estos tres pasos, llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que dar.
La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.
El placer de leer es doble cuando se vive con otra persona con la que compartir los libros.
Leer demasiados libros es peligroso.
La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.
Leer demasiados libros es peligroso.
La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo.
La lectura no da al hombre sabiduría; le da conocimientos.
La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo.
Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.
Buenas tardes, Rosas, espero estes disfrutando aunque la tarde resulte, algo triste
y melancólica, que estamos en otoño! UN ABRAZO.
La amistad es un misterio que se descubre compartiendo.
La amistad es un don encontrado y el mejor regalo que Dios nos ha regalado.
No nos quejemos de nuestras malas amistades, pues somos nosotros quienes los elegimos, y eso es lo que debemos valorar.
Un amigo no es el que está cuando tropiezas, sino el que te ayuda a levantarte.
El amigo es aquel que acude en los buenos momentos al ser llamado y también en los malos momentos sin necesidad de ser llamado
La amistad es un misterio que se descubre compartiendo.
La amistad es un don encontrado y el mejor regalo que Dios nos ha regalado.
Los verdaderos amigos son como las gotas de sangre: acuden a la herida sin que nadie los llame.
El amigo es aquel que acude en los buenos momentos al ser llamado y también en los malos momentos sin necesidad de ser llamado
Las palmeras del desierto son grandes y abundantes pero una amiga como tú no se consigue en cualquier parte.
Los verdaderos amigos son como las gotas de sangre: acuden a la herida sin que nadie los llame.