Un polvo limpísimo, casi más fino que el aire de esta mañana
se levantó cuando abrimos la tumba de la Abuela.
La caja se deshizo, y el cráneo que tenía aún su blanca trenza
cayó con tanta gracia, que la tierra se negó a entrar en él.
¡Quién dijera!; tú que tanto temías morirte sola
has pasado diez años en la tumba hablando con tus ángeles,
percibiendo las voces de tantas insolentes primaveras.
“La muerte es grande” dices, y la vida se concentra en tu trenza.
No hemos perdido nada. ... (ver texto completo)
se levantó cuando abrimos la tumba de la Abuela.
La caja se deshizo, y el cráneo que tenía aún su blanca trenza
cayó con tanta gracia, que la tierra se negó a entrar en él.
¡Quién dijera!; tú que tanto temías morirte sola
has pasado diez años en la tumba hablando con tus ángeles,
percibiendo las voces de tantas insolentes primaveras.
“La muerte es grande” dices, y la vida se concentra en tu trenza.
No hemos perdido nada. ... (ver texto completo)
Ciudad que entre mis sueños cobijada
eres siempre mejor de lo que eres.
La luz de tu cercana madrugada
asesina la noche que prefieres.
Yo sueño que mi vida retirada
apacienta las tardes en tu orilla.
Te vi en mi juventud desmelenada,
ahora me fundo con tu propia arcilla.
... (ver texto completo)
eres siempre mejor de lo que eres.
La luz de tu cercana madrugada
asesina la noche que prefieres.
Yo sueño que mi vida retirada
apacienta las tardes en tu orilla.
Te vi en mi juventud desmelenada,
ahora me fundo con tu propia arcilla.
... (ver texto completo)
