Amiga mía: No, no me duermo, -permanezco, a veces en la melancolía,- pero muy despierto, en ella y su mirada conocida: aprendo.
Aprendo el silencio, en mi ha sembrado lo que los personajes que describes, escribieron.
Mi estimada amiga. quienes me conocen por aquí, y luego me conocen por otro lado, se sorprenden. Si se que hay un infierno en la tierra, pero aunque a mi me duelen las llamaradas, de quienes lo sufren, si lloro en silencio, no quiere decir, que no me ría a carcajadas de los imbéciles,
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