Arrinconado en mis plegarias buenas
e inútiles, soberbio en mis acciones
que a nadie arriman ley o quitan penas,
aislado espectador de mis histriones,
histrión yo mismo como un
árbol seco
que cabeceara para sus gorriones,
guardia solemne de un instante hueco,
cómo saber, cómo saber, dios mío,
... (ver texto completo)