Y últimamente, tenían un grave problema que no sabían como resolver. Es que a éstos gatos, les gustaba mucho
comer queso, era su
comida preferida, porque para ellos, no había nada más rico que eso. Pero ese no era todo el problema, lo grave de la situación era que muy cerca de allí, había un
pueblo llamado Ratolandia, cuyos habitantes eran pequeños ratones. Y cuando caía la
noche en Ciudad Gatonesa, todos los ratolandeses salían de sus
cuevas e invadían la ciudad vecina dejándolos sin queso. Y eso,
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