Una joya única
Cruzando el desierto, un viajero inglés vio a un árabe muy pensativo, sentado al pie de una
palmera. A poca distancia reposaban sus camellos, pesadamente cargados, por lo que el viajero comprendió que se trataba de un mercader de objetos de valor, que iba a vender sus joyas, perfumes y tapices, a alguna ciudad vecina.
Como hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien, se aproximó al pensativo mercader diciéndole:
«Buen
amigo, ¡salud! pareces muy preocupado. ¿Puedo ayudarte
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