El tiempo se lo ha llevado;
ya no hay fuente en la alameda,
ni mocitas aguadoras
con pañueluco de seda;
pero aún paso por tu calle,
y aún me pregunto a tu puerta
si duermes sola esta noche,
o estás con alguien despierta.
ya no hay fuente en la alameda,
ni mocitas aguadoras
con pañueluco de seda;
pero aún paso por tu calle,
y aún me pregunto a tu puerta
si duermes sola esta noche,
o estás con alguien despierta.
