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LA NUEZ DE ARRIBA (Burgos)

En compañia de mi querido hermano Alberto
Foto enviada por Victoria Serna,

Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del cielo:
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir,
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remuento el vuelo.
Yo no tengo en el amor
Quien me venga con querellas;
Como esas aves tan bellas
Que saltan de rama en rama,
Yo hago en el trébol mi cama,
Y me cubren las estrellas.
Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del cielo:
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir,
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remuento el vuelo.
hola viqui menos mal que me areglaron el hordenador
saludos para todos
Buenas tardes Fina,,, me alegro mucho de que tengas ya tu ordenador, ya sabes que se te hechaba demenos
Feliz tarde
Un besoooooooooooooo
hola viqui menos mal que me areglaron el hordenador
saludos para todos
A los dieciocho años se adora; a los veinte, se ama; a los treinta, se desea; a los cuarenta, se reflexiona. Paul de Kock. Escritor francés.

A los elefantes les cuesta mucho adaptarse, las cucarachas, sobreviven a todo. Peter Drucker.

A los hombres les encanta maravillarse. Esto es la semilla de la ciencia. Ralph Waldo Emerson. Filósofo, ensayista, poeta y político EE. UU.
Al pie de un sauce, triste Narciso de las aguas,
o cerca de una roca inexorable
quiero dejar mi cuerpo
como el que deja ropas en la playa.
Ay, mis brazos, guirnaldas desceñidas,
ay, mi cintura quieta entre las danzas.

No soy de los que exprimen
su corazón en un lugar violento.
Soy de los que atestiguan ... (ver texto completo)
Si pudiera mirarte, bella tan sólo, rosa,
y detener mis ojos largamente en tus pétalos
como una sed que duerme a la orilla de un río.

Si te mirara sólo, sin amarte,
con este amor convulso y desgarrado
de quien siente tu fuga irrevocable.

Ah, si yo no quisiera disecarte,
amarilla, en las páginas herméticas de un libro ... (ver texto completo)
Al pie de un sauce, triste Narciso de las aguas,
o cerca de una roca inexorable
quiero dejar mi cuerpo
como el que deja ropas en la playa.
Ay, mis brazos, guirnaldas desceñidas,
ay, mi cintura quieta entre las danzas.

No soy de los que exprimen
su corazón en un lugar violento.
Soy de los que atestiguan ... (ver texto completo)
Distancia del amigo

En una tierra antigua de olivos y cipreses
ha fechado mi amigo su más reciente carta.
Lo imagino escribiendo, sentado en una roca
a la orilla del mar, tirando piedrecitas
sobre el lomo verduzco de las olas.
(Si estuviera en un parque tiraría
migas a los gorriones,
si en un estanque, Ledas a los cisnes.) ... (ver texto completo)
La fecha de esta carta que estrujo es muy remota
—de un tiempo en el que el tiempo no existía—
y la ciudad de que habla se reclina
más allá de los mapas.
amigo, sin embargo, está cercano.
Podría yo tocarlo si pudiera
tocar mi corazón recóndito y sellado.
Distancia del amigo

En una tierra antigua de olivos y cipreses
ha fechado mi amigo su más reciente carta.
Lo imagino escribiendo, sentado en una roca
a la orilla del mar, tirando piedrecitas
sobre el lomo verduzco de las olas.
(Si estuviera en un parque tiraría
migas a los gorriones,
si en un estanque, Ledas a los cisnes.) ... (ver texto completo)
Silencio

El silencio no es cero, no es carencia,
no es lo que se perdió, lo no empezado,
es un fragor de mares sofocado,
es un fardo a la espalda de la ausencia.

Si callas, no te ocultas, tu elocuencia
se hace más evidente, recio arado
abriendo íntimo surco, revelado
más por impronta que por contundencia.

En tu silencio escucho aquellas voces
que tal vez olvidaste o desconoces,
gritos de fe, de amor, y de esperanza,

brotando de tu entraña por los ojos
como dagas de luz, como manojos
de jazmines que sólo mi alma alcanza

Francisco Alvarez Hidalgo ... (ver texto completo)
Y al fin otra semilla
llovió sobre la tierra
fecunda, acogedora,
donde la vida es júbilo y promesa.
Y esta producirá ciento por uno
cuando el verano llame a la cosecha
Ah, tierra fértil, tierra venturosa,
cerrada a los demás, para mí abierta,
a tu surco se abraza mi simiente,
en él se arraiga y él de mí se puebla.
Olvidé los espinos,
el sendero olvidé, olvidé las piedras,
ya encaña el trigo, y oscilando al viento,
maduran las espigas. Andariega
de haciendas y caminos
quedó el alma cansada, y hoy se asienta ... (ver texto completo)
Otra parte cayó sobre el sendero
que serpea entre surcos y parcelas,
fue ultrajada por pies embrutecidos,
sustento de gorriones en hambrientas
bandadas circulares
que sobre el páramo se desenredan.
Ah, la bota en el vientre,
los picotazos, la actitud severa.
Y al fin otra semilla
llovió sobre la tierra
fecunda, acogedora,
donde la vida es júbilo y promesa.
Y esta producirá ciento por uno
cuando el verano llame a la cosecha
Parte de la semilla
se perdió entre los huecos de las piedras,
su potencial de vida sofocado,
incapaz de contacto con la greda.
Muerta antes de nacer, árido golpe
de rechazo inicial, luz que se niega.
Otra parte cayó sobre el sendero
que serpea entre surcos y parcelas,
fue ultrajada por pies embrutecidos,
sustento de gorriones en hambrientas
bandadas circulares
que sobre el páramo se desenredan.
Ah, la bota en el vientre,
los picotazos, la actitud severa.
Parte del grano descendió entre espinos;
creció, pero alcanzó muerte sangrienta,
desgarrado su tallo
por maquiavélicas agujas negras.
Aún quedan cicatrices en el alma,
y con dolor la mente lo recuerda.
Parte de la semilla
se perdió entre los huecos de las piedras,
su potencial de vida sofocado,
incapaz de contacto con la greda.
Muerta antes de nacer, árido golpe
de rechazo inicial, luz que se niega.
Lancé a voleo el grano,
esos deseos rojos en las venas,
la explosión contenida de los besos,
el alma rastreando cada grieta
de escapadas posibles,
la mente audaz, la voluntad sedienta.
Todo quebró sus puertas, sus amarras,
en busca de ancha, productiva tierra
Parte del grano descendió entre espinos;
creció, pero alcanzó muerte sangrienta,
desgarrado su tallo
por maquiavélicas agujas negras.
Aún quedan cicatrices en el alma,
y con dolor la mente lo recuerda.