Que no esta prohibido amar, que también se puede odiar. Que el odio y el amor son
Que nadie establece normas, salvo la vida. Que la vida sin ciertas normas pierde la
forma
Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como tú cambiada en hielo
no puede reflejar ni la esperanza.
Y así en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusión, avanza
en sólo una hora cuanto mide un cielo;
Vino el invierno con sus nieblas vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.
¡Resucita y levántate!… Aún no llega
la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.
¿No ves, acaso, que esa sombra impía
que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan sólo que al soplar el viento,
te dejará de nuevo ver el día?…
Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el contento
¿te doblas ya y cansada y sin aliento,
te entregas al dolor y a la agonía?
Tus mieles me huelen a sándalo loado y a flores
Ábreme clavel la puerta de tus aromas
hacia esta soledad sombreándose entre soles
Doce crepúsculos durmientes a tus espaldas
resucitan en esta floreciente primavera de rosas
el contorneado vuelo de dos néctares azules
y una metafórica disertación de mariposas