AMOR DE ADOLESCENCIA
Con esa premiosidad
en que suceden las cosas,
cuando el tiempo en que gozas
semeja una eternidad.
Vestida mi realidad
de sus galas más hermosas,
sembrando de vino y rosas
mi incólume pubertad.
Si después quiso el azar
que el camino en el que estoy
ya no pudieras pisar.
Tanto de tí recibí
que, en parte de lo que soy,
tú sigues viviendo en mí.
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