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LA NUEZ DE ARRIBA (Burgos)

yo misma
Foto enviada por Victoria Serna,

El deseo de parecer y no ser, vicia la vida.
Tú haces que yo sea una mejor persona cada día.
Las callosas manos de un labrador, como las finas de un doctor... ¡valen tanto!
Sólo se admira lo que se quiere y desea.
Clama, amenaza, gime;
y en quiebros y ansias rica,
haz que ardan nuestros pechos
en sus pasiones mismas,
que tú cual ella anheles
ciega de amor y de ira
y yo rendido y dócil
tu altiva planta siga.

Y tú sostenme, ¡oh Venus!
sostenme, que la vida
entre éxtasis tan gratos
débil sin ti peligra.
Trine armonioso el piano;
y a mi rogar benigna,
cual ella por su amante,
tú así por mí delira.
Clama, amenaza, gime;
y en quiebros y ansias rica,
haz que ardan nuestros pechos
en sus pasiones mismas,
Sigue en tus cantos, sigue;
vuelve a sonar de Armida
los amenazantes gritos,
las mágicas caricias
Trine armonioso el piano;
y a mi rogar benigna,
cual ella por su amante,
tú así por mí delira.
Mas... ¿si serán sus pasos...?
Sí, sí; la melodía
ya de su labio oyendo,
todo mi ser se agita
Sigue en tus cantos, sigue;
vuelve a sonar de Armida
los amenazantes gritos,
las mágicas caricias
y el aura que te halaga
con ala fugitiva,
de tus encantos llena,
me abraza y regocija
Mas... ¿si serán sus pasos...?
Sí, sí; la melodía
ya de su labio oyendo,
todo mi ser se agita
En todo, en todo te halla
mi ardor... Tu voz divina
oigo feliz... Mi boca
tu suave aliento aspira;
y el aura que te halaga
con ala fugitiva,
de tus encantos llena,
me abraza y regocija
¡Oh! ¡cuánto en la tardanza
padezco! ¡Cuál palpita
mi seno! ¡En qué zozobras
mi espíritu vacila!
En todo, en todo te halla
mi ardor... Tu voz divina
oigo feliz... Mi boca
tu suave aliento aspira;
¡Oh, gasa...! ¡qué de veces...!
El piano... Ven, querida,
ven, llega, corre, vuela,
y mi impaciencia alivia.
¡Oh! ¡cuánto en la tardanza
padezco! ¡Cuál palpita
mi seno! ¡En qué zozobras
mi espíritu vacila!
¡Besadla, amantes labios...!
¡besadla...! Mas tendida
la gasa que lo cubre
mis ojos allí fija.
¡Oh, gasa...! ¡qué de veces...!
El piano... Ven, querida,
ven, llega, corre, vuela,
y mi impaciencia alivia.
Del cuello allí las perlas,
y allá el corsé se mira
y en él de su albo seno
la huella peregrina
¡Besadla, amantes labios...!
¡besadla...! Mas tendida
la gasa que lo cubre
mis ojos allí fija.
y el velo que los rayos
con que sus ojos brillan,
doblándoles la gracia,
emboza y debilita
Del cuello allí las perlas,
y allá el corsé se mira
y en él de su albo seno
la huella peregrina