De golpe, han muerto veintitrés millones
de cuerpos. Sobre Dios saltan de golpe
-sorda, sola trinchera de la muerte-
con el alma en la mano, entre los dientes
el ansia. Sin saber por qué, mataban;
muerte son, sólo muerte. Entre alambradas
de infinito, sin sangre. Son hermanos
nuestros. Vengadlos, sin piedad, vengadlos!
Solo está el hombre ¿Es esto lo que os hace
gemir? Oh si supieseis que es bastante.
Si supieseis bastaron, ensamblaros.
Si supierais ser hombres, sólo humanos.
... (ver texto completo)