Compramos energía a futuro

LA NUEZ DE ARRIBA (Burgos)

El río Urbel
Foto enviada por Victoria Serna,

Buenos dias amigos-as de La Nuez, desde Asturias.
Victoia, hoy otra vez de sol... na de na jajajjaa.
Besinos y FELIZ DOMINGO.
"La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta
"No encuentres la falta, encuentra el remedio
"La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas
El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
Puedes aplastar a una persona con el peso de tu lengua.
Era un día soleado de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes.

- Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas.

El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.

- ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas
- Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo... Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí.

A Bárbara se le abrieron ... (ver texto completo)
Mal obedecen los labios cuando murmura el corazón.
El peor enemigo de lo bueno es lo perfecto.
La ignorancia es una desgracia voluntaria.
Cuando un tonto hace algo de lo que se avergüenza, siempre explica que es su deber.
- ¿Qué va a sacar de ahí? -se preguntaban todos.
Al mismo tiempo llegó un nuevo curioso a ver qué ocurría en aquel grupo, y habiéndole divisado el revendedor, exclamó:
- ¡Me alegro de que llegue usted, tío Fulano! Este hombre dice que las calabazas que me vendió usted anoche, y que están aquí oyendo la conversación, son robadas... Conteste usted...
El recién llegado se puso más amarillo que la cera, y trató de irse; pero los circunstantes se lo impidieron materialmente, y el mismo regidor le mandó ... (ver texto completo)
-Caballeros: ¿no han pagado ustedes nunca contribución? ¿Y no han visto aquel libraco verde que tiene el recaudador, de donde va cortando recibos, dejando allí pegado un tocón o pezuelo, para que luego pueda comprobarse si tal o cual recibo es falso o no lo es?
-Lo que usted dice se llama el libro talonario -observó gravemente el regidor.
-Pues eso es lo que yo traigo aquí: el libro talonario de mi huerta, o sea los cabos a que estaban unidas estas calabazas antes de que me las robasen. Y, si no, ... (ver texto completo)
Llamábase barco de la hora el primero, porque en este espacio de tiempo, y hasta en cuarenta minutos algunos días, si el viento es de popa, cruza las tres leguas que median entre la antigua villa del duque de Arcos y la antigua ciudad de Hércules...

Eran, pues, las diez y media de la mañana cuando aquel día se paraba el tío Buscabeatas delante de un puesto de verduras del mercado de Cádiz, y le decía a un aburrido polizonte que iba con él:
- ¡Éstas son mis calabazas! ¡Prenda usted a ese hombre!
Y ... (ver texto completo)
- ¿Qué va a sacar de ahí? -se preguntaban todos.
Al mismo tiempo llegó un nuevo curioso a ver qué ocurría en aquel grupo, y habiéndole divisado el revendedor, exclamó:
- ¡Me alegro de que llegue usted, tío Fulano! Este hombre dice que las calabazas que me vendió usted anoche, y que están aquí oyendo la conversación, son robadas... Conteste usted...
El recién llegado se puso más amarillo que la cera, y trató de irse; pero los circunstantes se lo impidieron materialmente, y el mismo regidor le mandó quedarse.
En cuanto al tío Buscabeatas, ya se había encarado con el presunto ladrón, diciéndole:
- ¡Ahora verá usted lo que es bueno!
El tío Fulano recobró su sangre fría, y expuso:
Usted es quien ha de ver lo que habla; porque si no prueba, y no podrá probar, su denuncia, lo llevaré a la cárcel por calumniador. Estas calabazas eran mías; yo las he criado como todas las que he traído este año a Cádiz, en mi huerta del Egido, y nadie podrá probarme lo contrario.
- ¡Ahora verá usted! -repitió el tío Buscabeatas acabando de desatar el pañuelo y tirando de él.
Y entonces se desparramaron por el suelo una multitud de trozos de tallo de calabacera, todavía verdes y chorreando jugo, mientras que el viejo hortelano, sentado sobre sus piernas y muerto de risa, dirigía el siguiente discurso al concejal y a los curiosos: ... (ver texto completo)
- ¡Oh! ¡Si te encuentro! ¡Si te encuentro!
Púsose luego el tío Buscabeatas a recapacitar fríamente, y comprendió que sus amadas prendas no podían estar en Rota, donde sería imposible ponerlas a la venta sin riesgo de que él las reconociese, y donde, por otra parte, las calabazas tienen muy bajo precio.
- ¡Como si lo viera, están en Cádiz! -dedujo de sus cavilaciones-. El infame, pícaro, ladrón, debió de robármelas anoche a las nueve o las diez y se escaparía con ellas a las doce en el barco de ... (ver texto completo)
Llamábase barco de la hora el primero, porque en este espacio de tiempo, y hasta en cuarenta minutos algunos días, si el viento es de popa, cruza las tres leguas que median entre la antigua villa del duque de Arcos y la antigua ciudad de Hércules...

Eran, pues, las diez y media de la mañana cuando aquel día se paraba el tío Buscabeatas delante de un puesto de verduras del mercado de Cádiz, y le decía a un aburrido polizonte que iba con él:
- ¡Éstas son mis calabazas! ¡Prenda usted a ese hombre!
Y ... (ver texto completo)
- ¡Pronto tendremos que separarnos!
Al fin, una tarde se resolvió al sacrificio; y señalando a los mejores frutos de aquellas amadísimas cucurbitáceas que tantos afanes le habían costado, pronunció la terrible sentencia:
-Mañana -dijo- cortaré estas cuarenta, y las llevaré al mercado de Cádiz. ¡Feliz quien se las coma!
Y se marchó a su casa con paso lento, y pasó la noche con las angustias del padre que va a casar una hija al día siguiente.
- ¡Lástima de mis calabazas! -suspiraba a veces sin ... (ver texto completo)
- ¡Oh! ¡Si te encuentro! ¡Si te encuentro!
Púsose luego el tío Buscabeatas a recapacitar fríamente, y comprendió que sus amadas prendas no podían estar en Rota, donde sería imposible ponerlas a la venta sin riesgo de que él las reconociese, y donde, por otra parte, las calabazas tienen muy bajo precio.
- ¡Como si lo viera, están en Cádiz! -dedujo de sus cavilaciones-. El infame, pícaro, ladrón, debió de robármelas anoche a las nueve o las diez y se escaparía con ellas a las doce en el barco de ... (ver texto completo)