Sin embargo, aunque habitualmente esas muestras de cariño se den solamente de puertas adentro, la utilización de ellas está teniendo un notable éxito. La falta de amor en el mundo propicia que esas efusiones sean bien recibidas por el público; aunque sean fingidas, terminan por ser uno de los ingredientes más importantes para la captación de adeptos. Es tal el éxito que los abrazos están alcanzando en la actualidad que hay personas sumergidas en el mundo de las sectas únicamente por el hecho de vivirlos.
... (ver texto completo)
No está nada mal que en el seno de la espiritualidad hagamos más el amor que la guerra, aunque muy a menudo sea un amor fingido o vivido temporalmente. Sea cual sea nuestra vivencia, siempre es conveniente reconocer que es debido al elixir de santidad, propio de la atmósfera sagrada, vivido en los rituales o en los cursillos espirituales, lo que nos hace sentir benditos los abrazos, los besos y las caricias. Y si este elixir no nos embriaga lo suficiente, todas esas muestras afectivas se convierten en fríos rituales, en imposiciones costumbristas que no garantizan lo que pretenden demostrar. Un abrazo puede llenarte de amor, pero también puede no ser otra cosa que un apretón físico, incluso desagradable. Sucede igual que con la música sagrada que comentábamos en el anterior capítulo. En cualquier cosa que nos ofrezcan como sagrada, lo sagrado habremos de ponerlo siempre nosotros; no olvidemos que toda manifestación sagrada emerge de nuestro interior. Tanto en una música como en un abrazo, si deseamos que sean celestiales, lo celestial habremos de ponerlo nosotros
... (ver texto completo)