En nuestra vida diaria debemos tomar toda nueva
información que nos llegue y enseguida analizarla para determinar donde la sembramos:
Si la consideramos dañina, dejémosla en la vereda, desechándola.
Si nos es indiferente, pongámosla a un lado, quizás brote y luego muera, o quizás más tarde tome fuerza sobre otras.
Y si nos parece muy conveniente, entonces aceptémosla con entusiasmo y coloquémosla en la mejor tierra para que al cabo del tiempo nos provea de buenos
frutos.