En segura pobreza vive Eumelo
con dulce libertad, y le mantienen
las simples aves, que engañadas vienen
a sus lazos y liga sin recelo.
Por mejor suerte no importuna al
cielo,
ni se muestra envidioso a la que tienen
los que con ansia de subir sostienen
en flacas alas el incierto vuelo.
Muerte tras luengos años no le espanta,
ni la recibe con indigna queja,
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