Una señora cuenta que acompañó a su padre un día a un centro comercial a comprarse un par de zapatos. A la hora del almuerzo se sentaron en una
cafetería a
comer algo. Allí, ella se dio cuenta de que su padre observaba con insistencia a un chico
joven, que se sentó cerca de ellos. El chico tenía el pelo erizado y pintado de varios
colores: verde, rojo, naranja y azul.
El padre de la señora seguía observando al joven con insistencia. El muchacho notó que el señor no le quitaba la vista de encima,
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