Nuestra vida es efímera.
Como hojas prendidas de los
árboles, nos vamos descolgando lentamente y dejando un vacío en nuestra
familia, en nuestra
casa, en nuestro
pueblo.
Nos tenemos que ir, de este regalo de la vida. Y dejar espacio, a los que llegan y memoria buena de nuestro pasado mejorable.
Un recuerdo grato y una despedida sincera de tus vecinos de
Hermosilla.