Aunque en la foto no se aprecia la estructura de las hoces. Había hoces para manos masculinas y femeninas, esta última era de corte y tamaño más pequeño. Era la destreza de quien la empuñara el que segase más y mejor, y las mujeres no se quedaban atrás.
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Era Junio el mes de los preparativos para la recolección. Se remojaban los haces de paja de centeno para hacer los " vencejos" (paja larga anudada en el centro para atar los haces de mies); se ponían a punto los trillos, poniendo las marras de piedra de sílex en su madera. Se herraba el ganado. Se engrasaba la poca maquinaria existente y se afilaban las cuchillas para la siega. Al carro se le untaba los ejes con grasa de tocino de cerdo.
Era el comienzo del verano, allá por los años 60. Los lugareñ@s con su pañuelo en la cabeza ellas, y sombrero de paja ellos, así se preparaban para trabajar de sol a sol durante tres duros y calurosos meses para seguir simplemente subsistiendo.
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Era Junio el mes de los preparativos para la recolección. Se remojaban los haces de paja de centeno para hacer los " vencejos" (paja larga anudada en el centro para atar los haces de mies); se ponían a punto los trillos, poniendo las marras de piedra de sílex en su madera. Se herraba el ganado. Se engrasaba la poca maquinaria existente y se afilaban las cuchillas para la siega. Al carro se le untaba los ejes con grasa de tocino de cerdo.
Era el comienzo del verano, allá por los años 60. Los lugareñ@s con su pañuelo en la cabeza ellas, y sombrero de paja ellos, así se preparaban para trabajar de sol a sol durante tres duros y calurosos meses para seguir simplemente subsistiendo.