Es hora de dejar descansar las palabras y empezar a tomar medidas de denuncia ante el Seprona, Medio Ambiente o la Junta de Castilla y León.
Hermosilla se ha ha convertido en un pueblo de expolio y saqueo del patrimonio de todos, ya sea por el lugareño cacique de turno o por los forasteros que ven que aquí todo se puede hacer con total impunidad. Estan desapareciendo los humedales, "navas", caminos, orillas de los rios, encinares, choperas, fincas comunales, las calles se estrechan para privatizarlas, se ponen puertas y alambradas en los rios y cauces. Se construye sin licencia donde se quiere y como se quiere. Creo que ya es hora de parar este saqueo gratuito y estos comportamientos tribales.
Quisiera también anotar: la desidia y falta de conciencia ambiental del agricultor que ha arrojado unas 20 garrafas vacias, de herbicida en la orilla del rio, de la finca de cereal junto al puente pequeño, algunas ya flotando en el agua. Cuando saben que las tienen que depositar en contenedores especiales de productos contaminantes fitosanitarios.
Pienso que es la hora de empezar a preocuparnos por este tipo de conductas biocidas, que llevan a la destrucción del patrimonio cultural y del medio ambiente del pueblo de Hermosilla. Dentro de algunos años a este ritmo de destruccción, habrá que cambiar el nombre del pueblo por "Feilla". Saludos a los que siguen de vacaciones.
Hermosilla se ha ha convertido en un pueblo de expolio y saqueo del patrimonio de todos, ya sea por el lugareño cacique de turno o por los forasteros que ven que aquí todo se puede hacer con total impunidad. Estan desapareciendo los humedales, "navas", caminos, orillas de los rios, encinares, choperas, fincas comunales, las calles se estrechan para privatizarlas, se ponen puertas y alambradas en los rios y cauces. Se construye sin licencia donde se quiere y como se quiere. Creo que ya es hora de parar este saqueo gratuito y estos comportamientos tribales.
Quisiera también anotar: la desidia y falta de conciencia ambiental del agricultor que ha arrojado unas 20 garrafas vacias, de herbicida en la orilla del rio, de la finca de cereal junto al puente pequeño, algunas ya flotando en el agua. Cuando saben que las tienen que depositar en contenedores especiales de productos contaminantes fitosanitarios.
Pienso que es la hora de empezar a preocuparnos por este tipo de conductas biocidas, que llevan a la destrucción del patrimonio cultural y del medio ambiente del pueblo de Hermosilla. Dentro de algunos años a este ritmo de destruccción, habrá que cambiar el nombre del pueblo por "Feilla". Saludos a los que siguen de vacaciones.