Han transcurrido más de treinta lunas, casi seis meses de irrepetibles auroras, con sus nieves, sus sombras, las lluvias, los soles y también anaranjados atardeceres.
Todos hicieron el recorrido, para seguirse, para encontrarse, para no olvidarse..., para sostener la vida.
Ellas, en el verano y luego con el otoño nos ofrecieron sus frutos, colgados de los árboles o emergiendo de la feraz tierra.
Las manos que las acariciaron se fueron con los fríos del invierno a habitar otro paisaje, otras casas.
Y éstas cuasi agotadas, con sus ramas yermas en los surcos, y las huellas de pisadas conocidas, quedaron ahí en su pequeño rincón un poco tristes, esperando que en la primavera una cálida mano venga a despertarlas.
¡Cuánto amor, querid@ hortelano! Cuántas ilusiones siembras en cada surco de abril y mayo en las agradecidas huertas hermosillanas.
Y ellas por mil, te devuelven tus cuidadas labores, generando vida y haciendo paisaje. "Huertas de Hermosilla"
Así es la naturaleza: generosa y fecunda si la sabes respetar y comprender.
Todos hicieron el recorrido, para seguirse, para encontrarse, para no olvidarse..., para sostener la vida.
Ellas, en el verano y luego con el otoño nos ofrecieron sus frutos, colgados de los árboles o emergiendo de la feraz tierra.
Las manos que las acariciaron se fueron con los fríos del invierno a habitar otro paisaje, otras casas.
Y éstas cuasi agotadas, con sus ramas yermas en los surcos, y las huellas de pisadas conocidas, quedaron ahí en su pequeño rincón un poco tristes, esperando que en la primavera una cálida mano venga a despertarlas.
¡Cuánto amor, querid@ hortelano! Cuántas ilusiones siembras en cada surco de abril y mayo en las agradecidas huertas hermosillanas.
Y ellas por mil, te devuelven tus cuidadas labores, generando vida y haciendo paisaje. "Huertas de Hermosilla"
Así es la naturaleza: generosa y fecunda si la sabes respetar y comprender.